A ver. Ya alguien les contó sobre esta clasificación insólita en las que se divide al pueblo. Como si ser el uno o el otro, otorgara alguna cuestión de status, o derechos adquiridos para los que llevan mas tiempo residiendo en "la aldea de montaña".
Lo cierto es, que muy por el contrario de lo que pasa en muchos pueblos y ciudades que conozco, acá, cuando uno se junta con amigos y/o conocidos, inevitablemente termina hablando de la calidad de gente que vive en el pueblo.
San Martín de los Andes, es digna de un estudio sociológico. Me encantaría saber que opinión le merece a un profesional del tema. Antes de venirme, ex-residentes me alertaron, sobre lo cerrada que era ésta sociedad. La mayor de las veces hice caso omiso, porque también uno juzga con la parcialidad de la propia experiencia, y yo todavía no había vivido la mía. Así que mi llegada, fue con cero preconceptos.
Como para ponerlos en tema, y tratemos de buscarle explicación juntos, les cuento que este era un pueblo chiquitito, chiquitito, hace unos 20 años atrás digamos. Bonito como es, pero con poca gente habitándolo. Desde esa fecha a esta parte, ha recibido oleadas de migración interna, principalmente de gente de Capital Federal y alrededores, que huyó de la urbe, buscando mas seguridad, o simplemente un lugar menos vertiginoso en el cual vivir.
El caso es que el secreto a voces que uno escucha cuando viene al pueblo, es que el que llegó casado, se termina separando. Y el que llegó sin cuernos, se los termina llevando. Y así, uno empieza a conocer una familia tras otra, de míos tuyos y nuestros. Niños de todas las edades, con padres de 2/3 matrimonios distintos. Sin exagerar, situación que se repite, casi en el 90% de las personas que se van conociendo día a día. Todos contra todos.
Ni hablar del ámbito laboral. Códigos, qué códigos? En cuestion de juntar la mayor cantidad de billetes, de la manera más rápida posible, quedan en el camino futuros ex- amigos y conocidos. No importa. Ya aparecerán nuevos. Y seguramente serán igual de fugaces. En el término de un año, uno puede tener un montooon de amigos, y dejar de tenerlos, y tener nuevos, y así sucesivamente.
Muchos le asignan a lo inclemente del tiempo (sobre todo los 3 meses de lluvia otoñal y escaso sol) este fenómeno de familias ensambladas. Puede ser. Lo que muchas familias vienen a buscar; pasar mas tiempo juntos en un paraíso como este, quizás sea lo que los termine separando.
Ahora, y todo lo demás? Y la necesidad de aparentar, de vivir mostrando "todo lo que se tiene" para ocultar lo que verdaderamente no se tiene por dentro? Y eso de contar siempre lo fantásticamente felices que somos, aunque muchas veces la lejanía de los seres queridos, y la nostalgia nos estén entristeciendo por dentro? Estaremos viviendo en The Truman Show y no nos dimos cuenta?
Bien, lo que importa es que en medio de todo eso, uno va generando una capacidad de adaptación, nunca antes vista. Y parte del aprendizaje empieza a ser conocerse a uno mismo, reafirmar convicciones, seguir siguiendo al corazón, y exprimir al máximo los sentidos para vivir la naturaleza que nos rodea, que no deja de estremecerte.
La elección, pese a todo, sigue siendo quedarse.
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Y si mejor volvés tonces? A qué te vas a quedar con toda esa gentusa, habiendo gente TAN linda (a falta de montañas) en tu Buenos Aires Querido?
ResponderEliminarVolvés? Eh? Eh? Eh?
Hola!! como puedo hacer para comunicarme con vos? Soy de Tucuman y con mi marido queremos irnos a vivir a San Martin, pero con eso de los cuernos se me fueron las ganas jajaja!!. Me gustaría de verdad saber como es la vida ahi; si hay posibilidades o no, etc. Te dejo mi mail asi estamos en contacto si puede ser; carbonell_s@hotmail.com
ResponderEliminarUn beso!!
Estimado,....usted ha hecho una espléndida reflexión y exposición de lo que es la vida en el interior. Me tocó vivir lo mismo en una capital de provincia. Salvando las proporciones,..es la misma historia. Te valoran por lo que tenés y no por lo que sos. Lamentablemente la vida de la puerta para afuera es un clásico en ciudades y pueblos.
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